La idea detrás de las criptomonedas es la misma que justificó la creación de la primera divisa en físico: la necesidad de que un ente oficial o que una persona fuera capaz de crear un producto de intercambio (en forma de piezas de metal o billetes en algunos casos; información digitalizada en otros) por el cual se accediera a bienes o servicios según el valor que poseyera la moneda en un momento determinado.
Lo que representa la mayor diferencia entre una moneda común (Dólares, Libras, Euros, Pesos, etc.) y las criptomonedas descentralizadas (como la primera de ellas, el Bitcoin, aparecida en 2009) es la falta de un respaldo tangible protegido por una autoridad central que regule la emisión de cada mínima unidad de ésta al público, entre otras muchas tareas importantísimas relacionadas con el uso que se dé a la moneda en cuestión.
Esa particularidad resulta intimidante para quienes no están acostumbrados al hecho de que puede existir una divisa con solo un respaldo digital en un servidor. Por eso, debe aclararse que las tecnologías informáticas no han dado con una mejor versión de un clásico sino que han abierto el escenario donde pueden crearse y utilizarse nuevos productos de intercambio.
Dada la cantidad de criptomonedas existentes (los diferentes tipos superaban los 1400 en el año 2017), vale la pena echar un vistazo al desempeño de cada criptomoneda para encontrar la que satisfaga los requisitos mínimos que deben cumplir sus contrapartes offline para ser un activo interesante, pues —y esto es esencial de entender— una criptomoneda es como cualquier otra en cuanto a que su valor puede fluctuar libremente según las circunstancias del mercado.
Ahora bien, ¿qué buscar al tratarse de criptomonedas? En general, las mejores de su especie serán las que muestren la mayor estabilidad en cuanto a su valor en el tiempo, aquellas con mayor reconocimiento como medio válido y confiable de pago, las que resultan más difíciles de contrabandear o falsificar gracias a un código bien diseñado en una plataforma segura, aquellas con una cantidad máxima de unidades y las que ofrezcan una manera sencilla de supervisar su estado general.
No obstante, sea cual sea la criptomoneda de tu elección, existen cinco consideraciones que debes tomar en cuenta a la hora de adquirir alguna de las muchas opciones, con el fin que no te veas en apuros ante cualquier eventualidad que te obligue a vaciar tu cartera electrónica y regresar a las monedas tradicionales:
1. Asegúrate que la criptomoneda de tu preferencia sea aceptada en todas partes: debes verificar que pueda canjearse en cualquier momento. Cualquier limitación en su capacidad de intercambio de unidades de la criptomoneda por otras divisas o para usarla fuera de Internet debe ser vista con la mayor sospecha.
2. Confirma que no se trata de un esquema piramidal (o esquema Ponzi): el cual consiste en prometer un rendimiento atractivo para atraer a los posibles compradores de la criptomoneda con el único objetivo de obtener ganancias directamente por el dinero aportado por los primeros inversionistas y, luego, por aquellas personas que hayan sido convencidas a participar en la primera oferta. De allí que los esquemas piramidales funcionan solamente si aumenta la cantidad de nuevas víctimas del fraude. En conclusión, toda criptomoneda que prometa un rendimiento “de ensueño” debe causarte la máxima duda.
3. Cuídate de que los desarrolladores utilicen programas reales y cuya validez pueda verificarse: A eso se lo denomina vaporware: software o hardware que se anuncia como listo para la acción para cubrir las necesidades de los organizadores de una criptomoneda determinada, pero que todavía no lo está —ni se sabe cuándo lo estará— para el momento de la oferta inicial y las primeras transacciones.
4. Comprueba que los responsables de la emisión y el control de la divisa se comunican constantemente con el público y los inversionistas: Vigilar el comportamiento de las cuentas de Twitter, Facebook, Instagram y otras redes sociales, más el tiempo de respuesta del servicio de atención al cliente de la empresa encargada de emitir y controlar la criptomoneda. La carencia de atención al cliente o hasta una dirección física inalcanzable serán entonces motivos de alarma.
5. Debes ser consciente de que siempre existirá el riesgo de que la criptomoneda escogida desaparezca de un momento a otro: Por esa razón, el mejor consejo al lidiar con ese tipo de producto es no invertir en ello más en de lo que estés dispuesto a perder. El caso de INTCoin es uno de muchos en que el sitio web que los publicitaba desapareció luego de la oferta inicial.
Así que, por todos los medios posibles, debes estar atento sobre el mercado de las criptomonedas… y no solo para saber cuáles son las más valiosas, sino también para manejar tus finanzas con la máxima prudencia.
Fuentes www.makeuseof.com, quora.com, steemit.com
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