Esto por ser un plástico blando que, a diferencia del rígido que se usa en las botellas y otros productos, es muy ligero y puede enredarse en las maquinarias de las plantas de reciclaje. Por esta razón, las bolsas deben ir en otros contenedores dirigidos a los centros verdes o plantas que cuenten con el personal que se dedique a recibirlas y separarlas manualmente.
En pocas palabras, aunque se pueden reciclar, el proceso no solo es más complicado, sino que la gente debe educarse en cómo, dónde, y por qué hacerlo.